Cómo hablar con los niños sobre el cáncer: tipos, tratamiento y acompañamiento familiar

Cuando un diagnóstico de cáncer llega inesperadamente a un miembro de la familia, especialmente en casos de tipos de cáncer comunes como el cáncer de próstata o de tiroides, es crucial entender el tratamiento y el acompañamiento necesario para manejar la situación. Cada miembro adulto de la familia lo recibe y afronta de la manera que mejor puede con los recursos que tiene, pero para los niños no es igual.

Los más pequeños suelen percibir los cambios en el ambiente familiar aunque no siempre comprendan qué ocurre. Por esta razón, es importante explicarles la situación de manera honesta y adecuada a su edad. El apoyo emocional y el acompañamiento profesional pueden ser clave para que afronten el proceso de forma sana y sin miedos innecesarios.

Estrategias de acompañamiento emocional para los niños

Es importante considerar que al recibir este tipo de noticias, se debe tratar de informar y preparar al niño/a para los cambios que se avecinan. Muchas veces tendemos a querer “cuidarlos” y “protegerlos” de las malas noticias, evitando involucrarlos y ocultando lo que pasa, con el fin de evitar preocuparlos. Sin embargo, los niños sienten el cambio en el ambiente, identifican que algo está mal, y al no saber qué pasa, generará mayor preocupación, confusión y ansiedad.

• En primer lugar, queremos dar la noticia con palabras claras y concretas, adecuadas para la edad del niño/a. Busca un momento tranquilo y sin interrupciones y un espacio sin muchos distractores. Háblale siempre con la verdad, sin necesidad de llegar a detalles excesivos, pero que el niño/a pueda entender qué sucede.

• Es fundamental en este paso, validar las emociones que surjan, tanto de la persona que lo comunica como las del niño/a. Los niños pueden sentirse preocupados, tristes o asustados, y percibir que el adulto reconoce este sentir, lo valida y lo acepta, hará que el niño/a se sienta más tranquilo/a.

También es normal y esperado que al dar esta noticia, puedas sentir ganas de llorar, o te sientas triste, y no hay nada de malo en comunicárselo al niño: “sé que te asusta lo que te estoy contando, a mí también”. Utiliza lo que percibes de la reacción del niño/a para empatizar: “tus lágrimas me dicen que te sientes triste por lo que está pasando, yo también me siento triste, ¿quisieras que te dé un abrazo?”. Este espacio creará un clima de conexión y empatía y llevará a que el niño/a se sienta más confiado/a de expresar lo que siente en vez de guardárselo y reprimirlo. Háblale de que está bien sentir y demostrarlo, y que siempre recibirá el apoyo y cariño de los adultos que lo rodean.

• Entre los 3 y 5 años, según el autor Erik Erikson (1987), el niño atraviesa una etapa de miedos y culpabilidad, por lo que es esperado que debido a su imaginación, los niños suelan atribuirse la culpa de situaciones negativas que ocurren a su alrededor. A pesar de no tener nada que ver, el niño/a tiende a sentir que por algo que él o ella hizo, su familiar ahora está enfermo. Es por esto que al comunicar la noticia es importante asegurarles que los médicos dicen que esto no es culpa de nadie.

• Evita prometer o asegurar cosas que no puedes garantizar y no invalides su sentir ni trates de disminuir la situación con frases como “no te preocupes que no pasa nada”. Trata de no prometer escenarios o resultados que no sabemos si se van a poder cumplir con frases como “no te preocupes que papá no tiene nada” o “te aseguro que va a volver a casa en dos días”. En estas situaciones, los escenarios son impredecibles y pueden surgir imprevistos, con lo que el niño/a puede sentirse engañado/a si no se cumple lo que se le dijo. Promete cosas que se puedan garantizar, como “los médicos van a trabajar muy duro para que se recupere rápido” o “vamos a ir a visitarlo cada vez que nos permitan”.

• Cuando las rutinas cambian y lo conocido se vuelve impredecible en la vida de los niños, ellos empiezan a llenarse de ansiedad y a presentar cambios en su comportamiento. Es aquí donde entra en juego la importancia de la anticipación. La anticipación genera una sensación de seguridad, y por esto debemos adelantarnos y explicarles sobre los cambios que vienen y a lo que se verán enfrentados tanto ellos como la familia. Algunos cambios que se pueden presentar son:

Estrategias de acompañamiento emocional para los niños

Luego de dar la noticia, abre un espacio para preguntas, asegúrale que vas a responder lo que necesite o quiera saber y que puede acercarse en cualquier momento que lo requiera. Es normal que surja curiosidad por ver fotos de otros casos, de tumores, de personas sin cabello; hace parte del procesamiento de la información para los niños. Las respuestas que le des las podrás filtrar dependiendo de cuánta información consideras apropiada que el niño/a reciba, esto ayudará a que se sienta más seguro/a. Si para alguna pregunta no tienes respuesta, no está mal decirle que no sabes, pero dale una respuesta que le dé algún tipo de seguridad “aún no sabemos cuántos días va a tener que ir la abuelita al hospital, pero tan pronto sepa, te contaré”.

Un niño y su padre montan bicicletas en un sendero, disfrutando de un día al aire libre juntos.

Importancia de mantener la rutina

Además de tener en cuenta estas recomendaciones al momento de dar la noticia, también es importante para ellos poder mantener sus rutinas en la mayor medida posible. Las rutinas le dan al niño/a un sentido de seguridad, ya que su día a día sigue siendo predecible, a pesar de verse enfrentados a algunos cambios, lo que disminuye los niveles de ansiedad. Dentro de todos los cambios que se van a vivir, es importante continuar ofreciendo lo que el niño hacía antes como ir al colegio, sus actividades extracurriculares o mantener el lugar donde suele dormir.

Cambios de comportamiento

Luego de iniciar este camino médico como familia, quiero que sepas qué cambios puedes esperar y encontrarte en el proceso con los niños a medida que pasan los días. Es normal y esperado que los niños puedan presentar mayor irritabilidad, llanto frecuente o rabietas sin ninguna razón aparente. También, son normales las regresiones en niños más pequeños como: volver a mojar la cama cuando antes ya lo controlaban, empezar a hablar como bebés, pedir chupo o tetero.
Los miedos también pueden surgir: miedo a dormir solos y querer pasarse a dormir a la cama de los padres, miedo a quedarse solos en casa, miedo a ir al colegio; todos estos cambios son normales debido a que el niño no sabe qué esperar, y en este sentido, no sabe qué podrá pasar en su casa mientras él/ella se encuentra en el colegio.

Acompañado de estas regresiones, puede presentarse un apego excesivo, tanto hacia la persona que padece la enfermedad como hacia otro miembro de la familia, principalmente los padres. Puede manifestar ganas de permanecer cargado, mostrarse angustiado si la persona sale, querer dormir con esta persona, y rechazar en ocasiones el contacto con otros. Todas estas reacciones hacen parte de la incertidumbre que el niño/a siente, y nuestro rol como adultos será acompañarlos y permitirles vivir este proceso sintiéndose apoyados y escuchados.

Finalmente, recuerda que no estás solo en este camino. Si sientes que necesitas más orientación, no dudes en buscar apoyo profesional y explorar más recursos en Inspirados en la Oncología https://www.inspiradosenlaoncologia.bayer.com/. Invita a tus familiares y amigos a compartir sus experiencias en los comentarios en nuestras redes sociales y a seguir aprendiendo sobre cómo fortalecer el vínculo familiar en tiempos difíciles. Si sientes que el niño/a necesita un apoyo adicional ya que sus comportamientos se muestran exacerbados o no sabes cómo manejarlos, no dudes en buscar la ayuda de un profesional que los apoye y guíe en el proceso. Este tipo de diagnósticos no vienen con un manual, nadie nos entrena para saber cómo manejarlo de la mejor manera, y tampoco hay una única manera correcta de hacerlo; es normal sentir que necesitamos del acompañamiento de un profesional para que nos guíe en este camino nuevo y desafiante que se emprende como familia.

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